lunes, 8 de junio de 2009

EL TELEVISOR NIÑERA PERDIÓ LA BATALLA


La tecnología nos invita a remplazar el teléfono fijo tradicional por una cámara web

Cuando llegaron los primeros televisores ensamblados dentro de un mueble de madera con cuatro patas, era evidente que el aparato ocupara el mejor sitio social del hogar para descreste de los vecinos, quienes rondaban las ventanas para tratar de ver El Teleteatro o del orgullo de la familia propietaria que colocaba sillas adicionales para las agradecidas visitas.
Pero cada vez más este medio tiene una mayor presencia en la alcoba mezclando lo público y lo privado cuando permiten ocasionalmente el ingreso de la tia Emilita para ver la novela de moda. La tensión ocurre entre el espacio íntimo de la pareja, y por otro lado, el televisor, entendido como un objeto cultural de carácter público. Lo cual quiere decir que perdimos la batalla del zapping frente a los niños y la tia Elilita y preferimos meter el aparato a la alcoba, marcando territorio y trasladar esa batalla por el manejo del “control” a un lugar más benigno, suave y apacible como lo es debajo de las cobijas, donde no hay enemigos y los combates terminan felizmente empatados. El ingreso del televisor a la alcoba conduce a un doble fenómeno: ampliar la brecha verbal y fortalecer el uso privado de los contenidos modernos, para inducir al diálogo corporal.
Antes el manejo de los electrodomésticos estaba reservado a los adultos, ya ni las tecnologías de uso en el hogar escapan a las dediciones de los niños “digitales”. Pero el escaso protagonismo de niños en las franjas de 3 a 6 de la tarde, se limita a incluirlos en el reparto de novelas que desarrollan historias para adultos. Ahora el protagonismo se lo llevan en los formativos, quienes reseñan a diario los delitos cometidos por menores de edad síntoma inequívoco de una sociedad enferma.
La falta de herramientas efectivas del Ente rector de la televisión colombiana, para multar las escenas de sexo y violencia en novelones del medio día y de la tarde, complementan el panorama de la crisis de la programación infantil.
Sin embargo, la Muestra Iberoamericana de Televisión Infantil un encuentro internacional, organizado por la Comisión Nacional de Televisión (CNTV) y los canales regionales es un esfuerzo por analizar y cuestionar nuestra creatividad frente al Compromiso Nacional por una Televisión de Calidad para la Infancia en Colombia, documento que solo preocupaba a la Primera Dama de la Nación.
Así la vida del hogar esta bajo el control diurno de los niños, los abuelos terminan siendo convidados de piedra. Somos ilusos al darle un celular a un niño para tratar de controlarlo, no es otra cosa que calmar nuestra ansiedad. Así como dejarle la tele encendida en canales infantiles, no pasa de ser una utopía, el niño dejó de ser un televidente pasivo, el televisor-niñera perdió la batalla con esta generación.
En el futuro inmediato las pantallas o monitores serán los cuadros que remplacen la imagen del sagrado corazón y del abuelo de la tia Emilita, la tecnología nos invita a remplazar el teléfono fijo tradicional por una cámara web, para intentar expiar remotamente los movimientos de nuestro hogar y así aumentar dramáticamente nuestra ansiedad e impotencia ante la realidad.

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